Para hablar de los stop-loss podríamos partir de la ideología de que si colocamos un stop loss ya estamos asumiendo una pérdida futura o bien que colocando un stop loss simplemente reducimos el riesgo y la perdida futura.
Las dos afirmaciones son ciertas en realidad, la diferencia entre una y otra es la racionalidad con la que se coloquen esos stop-loss. No es lo mismo colocar un stop-loss al comprar, al 5%, por no querer perder más del 5% o colocar un stop-loss justo debajo de un soporte, el cual, si lo rompe la acción, la cotización se nos puede hundir.
Como he dicho es mucho más racional colocar un stop-loss por alguna razón técnica que nos indique que si la acción baja de cierto precio esta se nos puede hundir. Ya que, si lo colocamos en una cantidad oportuna para nosotros, sin ningún motivo a mayor que reducir perdidas, esto será lo único que haremos, reducir perdidas, ya que el stop nos saltará bastante a menudo y la mayoría de las veces nos pillaremos los dedos. Al no colocarlo en algún punto estratégico, seguramente el stop-loss nos salte justo antes de que se produzca el rebote.
Además de esta razón puramente técnica, colocando los stop-loss en puntos estratégicos y no porque no queremos perder más del 5% por ejemplo, está la razón psicológica. Seguramente muchos de los que estéis leyendo este post utilizaréis stop-loss, casi seguro que muchos de vosotros habréis tenido la tentación de mover un stop-loss, incluso lo habréis llegado a hacer. Todo ello porque el ser humano es positivo por naturaleza y en nuestra cabeza siempre está la opción de: y si justo el valor pierde un 5,01%, rebota y sube un 20% y por ese 0,01% me pierdo la subida o voy a esperar un poquito más que seguro que está a punto de rebotar, el día siguiente veis como vuestro valor sigue bajando y pasáis a ser inversores a largo plazo y decís en vuestra cabeza: bueno no tengo prisa ya subirá, pero no voy a vender con un 10% de pérdidas. Colocar un stop-loss con el único motivo de reducir perdidas es absurdo, pero ya moverlo o no respetarlo suele ser la hecatombe. Y, ¿Por qué lo hacemos? Porque no tenemos algo a lo que agarrarnos en el momento de tensión en el que el valor va a pisar nuestro stop-loss, no sabemos porque lo hemos puesto ahí, simplemente ha sido azar, hemos decidido un 5% como podía ser un 6%. Pero, si colocamos un stop-loss por una razón de peso como puede ser una rotura de un soporte, cuando llegué el momento nuestra cabeza nos dirá: que lo pise y lo rompa, pero que lo rompa con fuerza, por que si creemos en ese valor y en nuestra estrategia ahí venderemos para que se derrumbe después y podamos comprar cuando el valor tenga mejor aspecto. Así tendremos algo a lo que agarrarnos y seremos fieles a nuestra estrategia.
Resumiendo, recomendaría colocar stop-loss con sentido común, principalmente justo debajo de soportes fuertes. Ya que, si les colocamos indiscriminadamente a una perdida exacta, será igual que jugar a la lotería, podemos ganar, pero no dependerá de nosotros sino del azar.
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